Emiliana
Álvarez fue encontrada ayer gracias a un check-in realizado en el Museo del
Prado. Sus hijos llevaban un mes buscándola a través de distintas redes
sociales. La noticia ha llegado a los informativos de Telecinco.
Emiliana Álvarez,
señora de 75 años residente en el concejo de Avilés, fue encontrada en el Museo
del Prado mientras veía “Las tres Meninas” de Velázquez. O eso ponía en
su último estado de Foursquare. Una mañana fue a comprar el pan y al, al registrar
su visita en Artesanos del Pan, Foursquare le dio la alcaldía inmediatamente. Su
afán por conseguir puntos y desmarcarse del resto de sus amigas la obligó a
viajar por toda España, acabando en el Museo del Prado en
Madrid.
¡ Cuánto daño ha hecho el café
de las cucas !
Desde hace años, Emiliana iba
siempre al café del Bingo con sus amigas a tomar el té con pastas “y a jugar un cartonín oh”.
Todos los días charlaban acerca de la artrosis, que la juventud ya no es lo que
era y sobre el precio de la leche en el Alimerka. Hasta que un día, su amiga Mari Tere se
compró un Smartphone de última generación. Según Emiliana “Ella lo llevaba por
aparentar ser la más progre, porque no sabía usarlo. Y nosotras tampoco. Un día
hablé col mi nieto, que es Communitys Manager y me explicó eso de las redes
sociales. Al principio no me hacían mucha gracia, pero cuando me explicó eso del
Forescuer y lo de las cosas gratis entonces dejé de hacerme la
sorda y la tonta y, así como que no me entero porque soy mayor, fui prestando
atención y haciéndole preguntinas de vez en cuando”
Tuenti Movil cambia su target
y ahora sacan la lengua las señoras del té con
pastas
El grupo de las cucas, con
Mari Tere al frente y tras valorar e informarse en el IMSERSO sobre
las tarifas más baratas del mercado, decidió acudir a una de las nuevas
sucursales donde venden teléfonos de Tuenti Movil. A Paquita le parecía poco
ortodoxo eso de enseñar tanto la lengua porque “esa chica parez que va pidiendo
otra cosa que no son teléfonos”, pero también se compró uno. El enganche era
tal, que tuvieron que aumentar su Internet a 2 GB, aunque aun así se
pasaban del límite. En una carta escrita a Sebas Muriel, Mari Tere, Paquita, Emiliana y el
resto de cucas, le pidieron “una tarifa especial para la tercera edad, que la
economía no está pa vueltas” porque entre tanta foto a los bizcochos y fabadas y
tanta gaita de las cookies y del spam, “esos 2 GB los consumían en 5 días y
luego aquello iba peor que una Blackberry” Tanta actividad en la red Tuenti hizo
que Sebas se conmocionara y les diera Internet Gratuito, convirtiéndolas también
en la nueva imagen de Tuenti Movil con el claim “las señoras del té también
pueden sacar la lengua sin parecer lascivas”
Ellas cotilleaban todo lo que
hacían sus nietos en Tuenti y paseaban “como señoras que pasean de noche por la
calle y se ríen” por los lugares de botellón para espiarles y hacerles fotos
para compartirlas públicamente y que sus padres viesen el tipo de educación que
les estaban dando. Les encantó tener más de 100.000 me gustas con las fotos
de Pinterest en sus platos tradicionales típicos asturianos y
comprobaron que en Google+ nadie les hacía caso y no lo dudaron y se dieron de
baja. Con la ayuda de Emiliana, decidieron adentrarse en Foursquare y ver cuál
de ellas era la que más puntos sacaba en un mes. Fue entonces cuando el grupo
empezó a resquebrajarse. En vez de hacer check in todas juntas, la avaricia por
conseguir la máxima puntuación y ser SuperUser terminó con una amistad
forjada desde los tiempos de la guerra.
Paquita, alcaldesa de todas
las sidrerías de Avilés y comarca
“Empecé a hacer checkin en
bares próximos, donde veía tips interesantes. En Avilés, como no hay muchos
usuarios, es fácil hacerse con la alcaldías, por lo que si cada dos días
variaba de bar iba sumando +3 el primer día y +5 el segundo, además de la
bonificiación por tantos días seguidos” comentaba Paquita. “Yo no sé sumar, pero
lo más interesante es que, en muchas sidrerías tenían la segunda botella
gratuita si eras alcaldesa, por lo que cada día me caían dos
dobladas. Además, iba sola, pa que ninguna otra me quitase eso de ser la primera
de todas. Al cabo de poco tiempo me di cuenta de que era una borracha. Mi marido
se avergonzaba cuando ya me conocían en todo Sabugo y parte de la Ferrería. Y
todo pa quedar la última. Pero con el puntin me daba el sueño y pasaba el día
durmiendo la mona”
“A mis 80 años, aun puedo
hacer la compra” decía Mari Tere. “Primero conseguí todas las alcaldías en
los comercios del barrio: el Alimerka del Atrio, el Mercadona que hay en frente
de la estación de autobuses y cada uno de los puestos del mercado de Abastos
incluídos los de los gitanos. Yo no soy racista, pero tanto producto
fresco se pudría en la nevera porque no duraba nada. Trataba de invitar a mis
hijos a comer todos los días, pero uno se extrañó de que, con mi pensión,
pudiera mantener a toda la familia comiendo a diario. Me descubrió cuando
se levantó a coger un bote de mayonesa y descubrió 15 lechugas, 86 botes de
pepinillos y 105 latas de atun claro Calvo en aceite de oliva. Dijo que eso no era normal, lo
de estar en la nevera. Los guardaba ahí porque en la despensa ya no cabía nada
más. Al cambiarlo se sitio fue cuando me pilló. Además, les parecía raro que me
hiciera el bono de transportes de 5 zonas, pero es que yo iba a Langreo y a
Laviana a buscar supermercados nuevos que me dieran el +3 dichoso. Mi memoria
empeoró y al final me perdía y tenían que ir a buscarme porque perdía el último
bus. Un día acabé en Lugo porque me quedé dormida y me pasé. Y eso que yo,
cuando eran las 21:55, agilizaba mis compras en el Supercor habiendo
pasado muy buen día con ellos”
Emiliana la aprende hacia
Madrid
Sin embargo, Emiliana, que
tenía un nieto Communitys Manager, se leyó con las gafas de ver las condiciones
y la política del programa, pero como estaba en inglés no entendió nada. Harta
al ver que solo le daban +1 cada vez que iba a tomar un cafetín y que siempre le
salía un comentario hiriente como “la alcaldesa está en casa, te estás
acercando a su territorio”, por Mari Tere, decidió emprenderla hacia
Madrid y ser la primera de todas sus amigas en hacer checkin en los sitios,
obteniendo puntuación extra cada vez que descubría uno nuevo. Lo que empezó
siendo un concurso se convirtió en una obsesión para Emiliana. “Yo soy de
ir a la compra y a tomar el café. Avilés se me quedó pequeño, así que me fui a
Madrid. Iba por la calle y tropezaba por querer hacer checkin en todos los
sitios. Madrid es muy grande. La gente no mira por donde va. Yo tampoco porque
veo mal. Así que me chocaba. Me robaron el móvil en cuatro ocasiones, pero
aprovechaba la sede de Tuenti en Alcalá y me iba a pedirles un móvil con
Internet. Me conocieron por las vallas publicitarias. Al final ya hacía checkins
falsos, pero Foursquare me dejaba de dar puntos cuando superaba los 20 lugares.
Pensé que eso tenía que estar mal y llamé a mi nieto. Me cogió el móvil
preocupadísimo y le dije que es que estaba muy sorda y que el móvil pa llamar
que no, que me pusiera un wasap. Me preguntó dónde estaba y le
dije ¡Qué sé yo!, pero no sé dónde le di al móvil que lo acepté y vió mi
último checkin y lo supo todo” Emiliana había hecho checkin en menos de 5
minutos en el hotel Palace, el Thyssen, el Reina Sofía y el Prado. La
policía se volvió loca para encontrarla pero, al final, era evidente que estaba
por la zona. La encontró la policía local en la fuente de Neptuno con los
pies metidos dentro. “En Madrid hace mucho calor. Estaba afogada y tenía los
pies como si hubiera puesto madreñas. Un señor me dijo que qué hacía ahí y le
dije que si taba ciego o qué le pasaba, que la playa estaba lejos y que había
que resfrescar pa no tener una lipitimia. No vi yo que fuera un policía.
Yo de faltar no soy, y menos a la autoridad”
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