España asumirá la presidencia de la Unión Europea en poco más de tres semanas y uno de sus retos será homogeneizar la medición de los datos para que las comparativas de precios y desarrollo de las telecomunicaciones entre países sean coherentes y no beneficien a unas naciones frente a otras.
Así lo aseguró ayer en Bruselas el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Francisco Ros, que en los últimos años ha cuestionado varios informes de la Comisión Europea y de la OCDE que dejaban en mal lugar a España, tanto por los precios del móvil y la banda ancha, como por la penetración de los servicios de internet.
Ros tildó en marzo de "inconsistentes" los datos que manejaba la Comisión Europea y que mostraban que los servicios de telefonía móvil españoles son los más caros de toda la UE o que España está a la cola de la penetración y velocidad de la banda ancha.
"No es que hubiera discrepancias con la CE, es que hay cosas que se han medido de forma distinta algunas veces y las diferencias han surgido de que no eran comparables las parámetros que se estaban midiendo", señaló Ros, tras participar en un debate organizado por la Asociación Europea para la Competitividad en las Telecomunicaciones.
La propuesta que España presentará a los Veintisiete el próximo semestre buscará establecer "qué indicadores se pueden medir y con qué periodicidad se pueden ir actualizando para que todas las fuentes tengan homogeneidad a la hora de transmitir ese tipo de información".
El secretario de Estado aprovechó para hacer un repaso de las que serán las prioridades españolas en materia telecomunicaciones de cara a su próxima presidencia de turno, como la llamada estrategia de Granada, donde se quiere enmarcar una carta de los derechos del usuario de telecos a escala europea, a imagen y semejanza de la española. Además, España quiere que se preste una especial atención al desarrollo de un plan de acción europeo de Administración electrónica, así como de identificación y factura electrónica.
Una pugna ganadora con la OCDE
España consiguió en 2007 un logro sustancial: la OCDE retiró la mención nacional en su comparativa anual de precios de la banda ancha fija. El informe salió unos meses antes del final de ese año y destacaba a España como el cuarto país con precios más elevados en el acceso a internet a alta velocidad. El Ministerio de Industria protestó: la muestra tomada no era significativa, ni representativa. Es más, se escogió una tarifa que ya no estaba en vigor. La OCDE eliminó los datos de España. En los informes de años posteriores, sin embargo, el precio local siguió estando entre los más altos.
cincodias.com 9 diciembre 2009
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