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jueves, 17 de diciembre de 2009

Euskaltel, R y Telecable quieren hacer valer su sitio en el negocio móvil

Las tres apuestan por trascender su perfil como operadoras de cable, potenciar el móvil, consumar los servicios integrados de cuádruple play y hacerlo cuanto antes

Cuentan con la luz verde, o al menos la no beligerancia, de la CNC y la CMT; Sebastián aceptaría hacerles sitio en los concursos de 2,6 Ghz primero, pero se resiste a las licencias regionales

Si no llegan las nuevas licencias en 2010, buscarán abaratar el precio de su ‘peaje’ como operadoras móviles virtuales con el alquiler o despliegue conjunto de la red de Yoigo

Ana Zarzuela.- Se destapan. Enseñan la bandera de sus pretensiones -por primera vez completa- a medida que se acerca el ‘ahora o nunca’ de las licencias y las redes de telefonía celular. Le han sacado brillo a su doble faz de operadores de cable y OMV, hacen valer la ‘excepción’ de sus inversiones (más de 10.000 millones junto a Ono) a contrapié de la retracción de las grandes telecos, se saltan las líneas de sus feudos geográficos y aprovechan el despegue del adsl indirecto, pero en el peor año de evolución de los ingresos del sector desde su liberalización, Galicia, Asturias y País Vasco quieren nuevas bazas para sus ‘campeones regionales’.

Cogen posiciones, antes de que el terremoto autonomista y la oleada de licitaciones que cocina Moncloa sacudan, en los primeros meses de 2010, la geografía de la telefonía móvil y el mapa de nuevas frecuencias. Por eso Euskaltel, R y Telecable se miran en el espejo del adsl británico -el primero en la diferencia territorial- y tratan de resucitar la fragmentación regional del espectro de la telefonía prometida en su momento por el pacto PNV-PSOE. No habrá lobby, nada de una entente tripartita ni una federación de las cableras para acudir a una sola voz a las puertas de la Setsi y los concursos de frecuencias que está a punto de destapar Industria. Pero las tres quieren sitio propio en las redes móviles, en el espectro en frecuencias más bajas, como las de 900 Mhz. Y -si fuera por Euskaltel- llevaría apellidos regionales, para que los operadores de cable compitan en igualdad de condiciones en sus mercados originarios.

No sólo sería la puerta a una rebaja de alquiler de redes; les permitiría entregarse a sus galones de operadores integrados (con fijo, móvil y acceso a Internet y televisión en un paquete) y hacerlo en exclusiva, sin pasar por el peaje de las cuatro grandes operadoras móviles nacionales. Pero su bitácora choca con los mapas y los calendarios del ministro Sebastián: quiere poner primero a su mesa el concurso de las frecuencias de 2,6 Ghz –que repudian las cableras, como las demás operadoras- y tentar a ciegas la temperatura de su interés. Por si acaso, las alternativas están ya sobre la mesa: control del espectro por el Estado y la mera licencia por los Gobiernos autonómicos. R, Telecable y Euskaltel corren la carrera de los contrapesos regionales, pero estiran la piel de sus aspiraciones móviles: si no llegan las nuevas licencias, buscarán abaratar el precio de su ‘peaje’ como operadoras virtuales. Yoigo puede ponerle apellidos al alquiler de sus redes, pelea ya para hacerse con sus más de 300.000 clientes indirectos a mejores precios, a costa de quitárselos de las manos de Vodafone.

Buscaban valedores, no los tendrán ya en Ajuria Enea, ni en Moncloa, pero la CMT y la CNC están dispuestas a abrirles el baile de las frecuencias para que barajen la opción de sus propias redes; otra cosa serán los apellidos regionales. Pero las pretensiones de Telecable, Euskaltel y R complican aún más la ecuación y el duelo final entre los intereses de Salgado las urgencias pactistas de Ferraz con Ajuria Enea y la bandera ‘jacobina’ de Miguel Sebastián, poco partidario de cualquier opción que suponga fracturas del mercado nacional. No sólo porque el acceso de los operadores de cable a sus propias redes móviles elevaría el número de competidores en el sector en un momento en que otros países, como Alemania o Reino Unido, apuestan por fomentar la concentración para garantizar que las economías de escala se trasladen al consumidor. Estrechan aún más el ‘baile’ de los pretendientes de los 35 Mhz del espectro de 900 Mhz, que ya tienen dueños –Vofafone, Orange y Movistar- y que tientan ahora Yoigo y las cableras. Aviso para navegantes, el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Francisco Ros avisaba en febrero que aún no se había dicho la última palabra sobre las concesiones regionales.

La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones le ha quitado hierro al pacto político que Euskaltel buscaba encarnar. En otros sectores -recuerda Reinaldo Rodríguez- como el de la televisión o el cable las licencias ya se adjudican a nivel territorial “y no ha ido tan mal”, pero la Comisión marca las líneas rojas a las que el equipo de Sebastián se aferra: las telecomunicaciones cuentan con un marco normativo de ámbito nacional, por más que los pactos que sellaron Solbes y Blanco en su momento lo obvien. En otros países ya ha pasado, pero todas las regiones se licitaron al mismo tiempo y se dieron las mismas oportunidades de participación a las operadoras que querían dar servicios en un segmento del espectro. Ni las advertencias de los operadores tradicionales -la concesión de licencias regionales retrasaría el sector, como sucedió en EE UU, y duplicaría los organismos de supervisión- ni el antecedente de la telefonía móvil de tercera generación acompañan. El Gobierno concedió en 2000 cuatro licencias de telefonía móvil UMTS, pero con un estándar inmaduro, sin redes ni terminales adecuados y en un entorno poco propicio a la inversión; hubo que esperar cuatro años para los primeros servicios. No arrancó hasta diciembre de 2006.
Sacudida al mapa de las fecuencias y las licencias moviles.
Moncloa trata de pasarle 'la gorra' con las frecuencias móviles a las operadoras de telefonía, buscaba hacer caja al calor del dividendo digital con unas frecuencias -las que dejará huérfanas la televisión analógica- llamadas a generar -según sus cálculos- un 1,5% del PIB. Y a llegar con las redes de la redistribución de frecuencias móviles allá donde la mano de De la Vega no ha podido aún alcanzar con la nueva financiación de RTVE, las tasas municipales, las facturas del Consejo de Medios Audiovisuales y la Ley General Audiovisual. Ni las líneas rojas de Bruselas -seis meses de plazo máximo a cada país según su directiva-, ni el vencimiento en febrero de 12,5Mhz de los 16,5 de Telefónica, dan mucho más margen a la reasignación de frecuencias que Industria ha sostenido bajo la mesa de las operadoras desde hace casi un lustro.

Pero al Ministerio de Industria se le nubla cada vez más la ecuación de las frecuencias y de las inversiones para las telecos. Prometió intervenir si no había acuerdo entre Vodafone, Orange, Movistar y Yoigo en el reparto de las frecuencias de la banda de 900 Mhz, las más jugosas para los operadores. Y, después de un año, no hay nada. Ahora baraja sus presiones para intentar que rompan las costuras del desacuerdo. Juega al divide y vencerás contra las operadoras. Pero el ministro está dispuesto a seguir dejando bullir más la olla de los intereses cruzados de las telecos que palpita en solitario desde hace más de 12 meses. Orange busca aumentar sus 4MHz en la banda de 900 megahercios a 10 Mhz y Yoigo, conseguir 5 Mhz. Lo justo para topar con las fronteras de las dos operadoras mayoritarias del móvil español, los 12,5Mhz de Movistar y los 6 Mhz de Vodafone en la banda de 900 megahercios.

La Secretaría de Estado de Telecomunicaciones será la encargada de decidir ahora. No dejará que prospere en su diseño original el acuerdo entre Movistar, Vodafone y Orange, que permitía un nuevo refarming - del esquema actual 16,5Mhz+12,5+6 a otro más equilibrado (15+10+10), a cambio de poder usar esas frecuencias para la tecnología 3G. Dejará caer antes el concurso por las frecuencias de 2, 6 Ghz, lo servirá a la mesa antes de tres meses. Les baila todos sus calendarios, reedita el error de las subastas de frecuencias UMTS en 2002 que no pudieron usar hasta cinco años después tras haber comprometido fuertes inversiones. Las operadoras le encienden todas las luces rojas: aún no tienen a mano el “ecosistema tecnológico” 4G para aprovechar esa banda. Por más que el ministerio intente hacer caja, no acudirán -se lo anuncian Orange y Vodafone.-, no al menos sin antes no les despeja el GSM. Y, a cambio, pospone hasta 2015 el dividendo digital, aún a costa de dejar en el limbo el horizonte de sus inversiones a medio plazo. Pero con el ‘castigo’ de sus demoras, a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones le bailan también las cartas y las hojas del calendario de Sebastián, que esperaba pagar los 12.000 millones del coste de reantenización de las televisiones privadas con las subastas del dividendo.
En busca deuna nueva piel
Las tres cableras regionales se han puesto cómodas en un mercado que, al calor del auge de internet, les ha permitido hacerse en el último trimestre con un 15% de las nuevas altas de banda ancha-. Euskaltel sigue teniendo la fortaleza en cable y tv, con un crecimiento del 15,5%, frente al incremento del 14% del mercado. Y la contratación de su Televisión Digital crece el doble que el sector, un 20%, con un total de 48.633 abonados.
ONO consigue los mejores resultados en líneas y operadores de cable en aquellas Comunidades donde ofrece servicio a excepción de Galicia, y País Vasco, donde lideran R y Euskaltel. Sin embargo, a la vista de la parálisis en las inversiones en el último semestre, parece haber llegado a un punto en el que no le queda mucho cable por tender. De hecho, el operador vasco tiene el 2,2% de los clientes de banda ancha de todo el Estado, tan sólo por detrás de Telefónica (56,4%), Ono (15,3%), Orange (12,7%), Vodafone (4,3%) y Jazztel (4,2%). Euskaltel ha encontrado sitio en el 'top 10' de operadores de telefonía fija y, con más de 200.000 clientes, está entre las cinco grandes OMV que se reparten el 86% de los usuarios de operadoras móviles virtuales. Además, ha captado al 2,1% de los usuarios de acceso directo, con lo que se sitúa casi al mismo nivel que Orange y Jazztel y sólo por detrás de Telefónica (75,7%) y Ono (12,1%). R, el operador de cable gallego, sobrepasa su propia red de fibra y cable coaxial, iniciará la venta de ADSL indirecto, utilizando la red de Telefónica, en aquellas zonas de Galicia en las que aún no ha llegado con su propia red.

Juan García Conde ha tendido la alfombra roja de sus aspiraciones en telefonía móvil con su llegada a la presidencia de Telecable. Estira sus costuras, pero ni el crecimiento fuera de Asturias -ya ha comenzado con adsl en Extremadura, única comunidad en la que no hay desplegado ningún operador de cable - ni la posibilidad de desplegar servicios de satélite opacan sus pretensiones de una red propia de móvil. Con más de 30.000 líneas activas, Telecable apunta a 100.000 clientes de telefonía móvil en los próximos dos años.
Y arañando clientes a la competencia, la gallega R ha conseguido superar, en lo que va de año, las altas de móvil que logró en todo 2008. Más de 17.000 usuarios decidieron cambiarse a la compañía sin modificar su número de teléfono, una media de 2.125 usuarios mensuales, el 20% de todos los clientes que cambian de móvil, lo que la inviste como la tercera operadora de España con mayor crecimiento de portabilidades de móviles. Entre enero y agosto, uno de cada cinco móviles que cambiaron de operador lo hicieron para contratar sus servicios. Con 270.000 líneas contratadas, fue la primera de Europa en ofrecer llamadas gratuitas a todos los móviles desde el teléfono fijo.
Las cableras regionales sacan pecho.
El operador vasco de telecomunicaciones ha conseguido hacer frente al primer año de la crisis manteniendo su nivel de beneficios y aumentando ligeramente su facturación gracias a la mayor implantación en las conexiones de la red fija de banda ancha segmento en el que es líder en la CAV y tiene previsto mantener el plan de inversiones de 200 millones de euros en el periodo 2008-2010. Con 313.000 clientes de telefonía fija y más de 260.000 en telefonía móvil, tras una década en el mercado, la operadora capitaneada por José Antonio Ardanza ha superado ya la ruptura del pacto con Amena a cambio de Orange y quiere crecer en toda España, más allá del País Vasco y Navarra, de la mano de Viva Mobile, su nuevo operador móvil virtual apoyado en la corporeidad de la red y las licencias de Orange.
Ardanza espera "un menor nivel de ingresos" para este año, pero un mantenimiento de sus resultados. Después de haber invertido más de 1.300 millones en el desarrollo de su red de fibra óptica, con más de 255.000 kilómetros desplegados, y en su red de telefonía móvil, ya a finales de 2007 conseguía ocupar la cuarta posición en telefonía fija a nivel nacional en cuota de mercado sobre ingresos y convertirse también en cuarto operador en ingresos y líneas en telefonía móvil a finales de 2007.
La compañía está obteniendo los frutos de las inversiones realizadas en años anteriores y el crecimiento de las líneas de telefonía fija por red propia de la compañía vasca ha aumentado en 2008 un 5 por ciento, frente al 0,8 por ciento del mercado. Los ingresos en servicios de telecomunicaciones fijas de la compañía crecen más de un 2%, mientras que en telecomunicaciones móviles se mantienen.
La TV Digital de Euskaltel ha celebrado sus cien meses con un crecimiento en 2008 de su cuota de mercado hasta el 38%, frente al 33% que presentó en el ejercicio anterior. Y la contratación de su Televisión Digital crece el doble que el sector, un 20%, con un total de 48.633 abonados. Pero necesita una baza en el mercado del móvil.
En el segmento de banda ancha, Euskatel ha experimentado un crecimiento del 15,5% (con más de 202.000 líneas), una décima por encima de crecimiento de banda ancha del mercado. Pero el acceso a la banda ancha de cuarta generación (LTE) es exclusivo, tanto que, por ahora, sólo el pacto de Moncloa y los de Sabin Etxea se lo ponían a tiro. Para ello se utilizará la banda de frecuencias de 2.500 a 2.690 Mhz, hoy sin uso, pero reservada para introducir los nuevos servicios de telecomunicaciones móviles de cuarta generación a través del nuevo estándar tecnológico LTE, la continuación de la tecnología actual 3G/UMTS que aún se encuentra en pruebas para los propios proveedores de infraestructura.

Ni Caixanova -que acaba de hacerse con un 33% de R de manos de Fenosa- ni Cajastur -con las riendas de Telecable- quieren quedar fuera de la fiesta. R apuesta por recuperar el fijo y captar a nuevos usuarios, con el anzuelo de llamadas fijo-móvil por coste cero. La solvencia con la que le adquirió a FENOSA el 35,4% por 150 millones de euros no sólo habla de la soltura económica de Caixanova, tambien de que las pretensiones de Julio Fernández Gayoso pasan por mimar su apuesta estratégica en el tejido industrial y el 66,5% en la operadora, que tiene mucho que ver con el beneficio neto de 115 millones de euros (un 39,6% más) desde 2008.
R mantiene su cuota de cable, a pesar de sus piruetas en la guerra de precios; se acaba de lanzar a una oferta de conexión a internet que elevará hasta 100 megas la capacidad de acceso a la red. No oculta sus aspiraciones a llegar al 60% de la población gallega en los próximos años (a pesar la orografía y la dispersión poblacional del territorio) y a intentará "operar con tecnología radio si consigue alguna de las nuevas licencias". Y no se resiente del lanzamiento de su línea de telefonía móvil, Móbil R, a pesar de que tendrá una contribución negativa durante los primeros años de explotación.
www.icrn.es 17 diciembre 2009

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