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martes, 4 de mayo de 2010

El consumidor español apuesta por seguir consumiendo, pero rompe con las marcas

Los consumidores españoles parecen estar empezando a cansarse de pensar en la crisis. Según el último Índice de Comportamiento del Consumidor de Millward Brown, existen múltiples indicadores que muestran una mejora mientras que otros hablan de la fragilidad de la situación y de su potencial reversibilidad. En general, se detecta un deseo de pasar página, de reconstruir planes, asumiendo una nueva etapa que será sustancialmente distinta a la anterior, pero también que no se puede seguir con actitudes paralizantes.

Un dato relevante en este cambio de clima es la actitud que los consumidores consideran que se puede mantener ante el consumo. El 62,0% afirma que es un momento para sostener los niveles de consumo, aunque un 34,4% opina que lo es preferentemente para contener los gastos. Estos datos vuelven al nivel de diciembre de 2008, tras la compresión sufrida desde febrero por el debate sobre las pensiones. El futuro aparece salpicado de interrogantes, podrán cristalizar o no estas aprensiones, pero gravitan sobre los comportamientos, haciéndolos mucho más precavidos y muy atentos a los precios y al ahorro.

Además, el consumidor ha transformado parte de sus comportamientos. Ha aprendido a racionalizar sus decisiones de consumo, resistiendo sus impulsos; ha adquirido conciencia de los límites, de que no puede querer todo y obtenerlo y, sobre todo, ha modificado sus comportamientos y se encuentra cómodo con ellos: se ha hecho más hogareño (lo que ha permitido a algunas marcas encontrar nichos de mercado para sus productos) y controla sus gastos domésticos, lo que le ha permitido ahorrar sin descender en sus niveles de vida, salvo quienes hayan perdido el empleo o visto significativamente mermados sus ingresos. El consumidor voraz ha sido sustituido por un consumidor racional y selectivo, hasta un punto ascético, con todas las salvedadespreocupado por el ahorro.

Un elemento relevante es que ha roto lazos con las marcas, ha desarrollado desconfianza hacia ellas. Llama la atención la tendencia creciente de la idea de comparar marcas, así como la estabilización de las marcas de la distribución como integrantes de la gama de marcas a elegir. Desde luego, las marcas fabricantes y las de la distribución tienen sus públicos y, para cada uno, sus tipos de producto. Pero las marcas fabricantes se ven ahora en la necesidad de justificar por qué elegirlas.

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