Existen cientos de casos similares. La web está inundada de noticias de este
tipo y comentarios negativos sobre estas compañías y sus servicios;
que sobreviven en un mar de mala reputación.
Algunos recordarán el tema que ya abordamos hace tiempo sobre el famoso caso
del "
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de Vodafone o Como cabrear a los clientes y joder la reputación de una
marca", o los casos relacionados con las
Listas
Robinson tantas veces puestas en duda. Aun así, todas estas compañías
parecen inmunes a la repercusión de esta nefasta reputación, o ¿realmente
acabarán por hundirse debido a ello?
Lo cierto es que la gran mayoría tienen un grave problema, han de plantearse
muy en serio lavar su imagen y gestionar su reputación online. Si no se ponen
pronto manos a la obra, se perderán en lo más profundo del océano. ¿Qué deberían
hacer para reflotar su barco?
Tomar conciencia de la situación actual, conocer las
consecuencias reales de su mala gestión. Es preciso que se detengan a analizar
el problema, consultar las cartas de navegación y evaluar en qué punto se
encuentra su reputación. Partiendo de esa base, estarán en disposición de tomar
medidas.
Trazar un nuevo rumbo de navegación. Buscar el norte y
definir los objetivos, tanto a corto, como medio y largo plazo. Dichas metas han
de ser tangibles y estar encaminadas en aras de conseguir el premio final:
ganarse la confianza del cliente.
Formar un equipo de Social Media sobradamente preparado y
eficiente. Van a ser la tripulación del barco. El Social Media
Strategist ejercerá de capitán y deberá instruir a su tripulación acerca de las
acciones que debe llevar a cabo cada miembro, sus responsabilidades y el alcance
de sus acciones. Va a necesitar sostener con fuerza el timón para hacer virar el
barco en la dirección adecuada.
Plantear una estrategia online efectiva. Marcar las
coordenadas que deben dirigir el barco a tierra firme. Debe estar establecido
cada paso, cada fase del trayecto. Se hace imprescindible establecer un
detallado protocolo de actuación para saber cómo actuar ante situaciones de
riesgo. Sin duda sufrirán más de un ataque, por lo que deben estar preparados.
así como saber combatir las situaciones atmosféricas adversas que se puedan dar
en alta mar.
Presencia activa y eficaz en redes sociales. Ni qué decir
tiene que desde el primer momento en que se abra el canal de comunicación, la
avalancha de interacciones va a ser un verdadero tsunami. Se trata de una
verdadera oportunidad para atajar la situación, tomar firmemente el timón y
atajar el problema de raíz. Los usuarios agradecerán este acto de buena
voluntad. A fin de cuentas necesitan sentirse escuchados, con esto se favorecerá
que el viento sople a favor de la empresa.
Exposición a la intemperie. Es ineludible la creación de un
servicio de atención al cliente online. Dejar abierta la escotilla para recibir
a quien solicite una actuación por su parte. Ya no se puede dar la espalda por
más tiempo a la realidad, es deber de la empresa atenderles. Hay que prestar
especial atención a descubrir y evitar a toda costa a los invasores, comúnmente
conocidos como trolls, quienes son especialmente hábiles practicando el
abordaje.
Se puede tomar partido y defender el buen nombre de la empresa en contiendas
externas, participando en foros. Siempre siguiendo la estrategia marcada con el
Social Media Estrategist. En este caso se evitará a toda costa hacer de
apagafuegos… Si la situación está muy candente, mejor dejar perder esa
nave.
Establecer alianzas estratégicas. Recurrir a influencers,
que hablen en favor de la marca. Estas vinculaciones son altamente positivas,
contribuyen a limpiar la imagen. Es aconsejable que no escatimen a la hora de
desplegar todas la armas diplomáticas y conseguir su apoyo.
Si se esfuerzan y trabajan duro por salvar la situación, las marcas volverán
a ganarse progresivamente a los usuarios. Deben demostrar que son merecedores de
la confianza de sus clientes ¿crees que lo lograrán?