A estas alturas está fuera de toda discusión el hecho de que las marcas y los
clientes se relacionan de manera diferente a como lo hacían unos años atrás. Si
antes la marca lanzaba un mensaje anunciando las excelencias y las bondades de
su producto, ahora se ven obligadas a intentar una relación humana entre ella y
el cliente, que le permita llegar a la marca de forma directa y sincera.
Ahora el objetivo es crear una buena experiencia de usuario, haciendo sentir
al cliente que la marca está a un golpe de ratón, que en cualquier momento,
puede acudir a Facebook o a twitter y, al
poco tiempo de exponer su queja, crítica o problema, la marca va a responder
preocupándose por la completa satisfacción del usuario, mostrando su parte más
humana y creando el engagement de esta manera.
Pero, la marca no solo existe hacia afuera, es decir, la marca no sólo la
construyen los usuarios con sus aportaciones y su feedback, con sus compras.
Existe un componente fundamental que en muchas ocasiones se pasa por alto y no
se debería hacer eso, puesto que es igual o más importante que el aspecto
externo del que hemos hablado: los propios empleados.
No se puede perder de vista que una empresa, una marca, es un conglomerado de
varios aspectos. Está formada por la comunidad, indispensable para tener éxito,
un producto que vender, imprescindible para que la empresa tenga beneficios y
pueda formar comunidad, y nuestros propios trabajadores, fundamentales para que
la máquina funcione, podamos vender el producto y estemos en las mejores
condiciones para crear nuestra comunidad.
Los trabajadores también son quienes recogen el legado de valores que la
marca quiere transmitir y lo difunden. Son quienes hablan. Son parte de la
marca, la espina dorsal de una empresa.
Por este motivo, también deben sentir la emoción de trabajar para la
empresa
Es cuestión de engagement también internamente. El trabajador debe estar
convencido de que está haciendo un buen trabajo, y la marca debe reconocérselo.
Es necesario que quien forma parte de una marca lo haga mediante lazos y una
vinculación especial con ella, que desarrolle su trabajo pensando, no sólo en su
propio beneficio personal, sino el bien común que supone la consecución del
objetivo marcado por la empresa, que es lo que nos ayudará a formar
comunidad.
Es algo que va mucho más allá del sueldo, aunque hay que reconocer que
siempre trabajamos mejor cuando la retribución económica es acorde a nuestra
vinculación con el proyecto y a la calidad de nuestro trabajo, pero como
decimos, es más que eso. Es sabernos especiales por pertenecer a una marca, por
ser su voz y su personalidad.
Debemos estar convencidos de que lo que hacemos es importante y de que somos
especiales por el simple hecho de hacerlo, es vinculación emocional.
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