Vodafone se subió ayer al mismo tren que Telefónica: ambos operadores abogan por un cambio en el modelo de negocio de la banda ancha móvil. El empeño consiste en eliminar las tarifas planas en la banda ancha móvil para, de esta forma, evitar el consumo desmesurado de una minoría.
Vittorio Colao, consejero delegado del grupo Vodafone, se incorporó al debate abierto a finales de agosto por su principal competidor y aprovechó ayer su intervención en el Nokia World para mostrarse a favor del pago por uso, como receta sostenible ante el consumo ilimitado de datos en las redes móviles.
El primer ejecutivo de Vodafone recomendó a la industria de las telecomunicaciones aprovechar "la explosión de los contenidos móviles". Cuando la demanda requiera mayor capacidad, Vodafone aseguró que sus infraestructuras responderán a las expectativas, aunque para ello "los precios tienen que cambiar". En su opinión, Vodafone ya ofrece modelos tarifarios específicos, tendencia en la que se avanzará en adelante".
A modo de ejemplo, Colao citó el sector hotelero como un modelo de negocio que puede inspirar el negocio del móvil: "Cualquier servicio debe tener su propio precio, para que cada cliente pague por lo que quiera. Es muy importante que este desarrollo se ponga en marcha", explicó. Por todo ello, Colao indicó que "los precios deben ajustarse al uso y la volumen. Nos acercamos al final de la era gratuita", abogó.
Por otra parte, fuentes del sector consultadas por este periódico apuntan que las tarifas planas a las que alude Cola "no son ni mucho menos gratuitas, ni tampoco permiten descargas ilimitadas". Por lo general, los operadores de móviles fijan ciertas condiciones por las que se retarda la velocidad de descarga una vez que el usuario rebasa ciertos niveles de consumo.
A finales de agosto, Julio Linares, consejero delegado de Telefónica, propuso cambiar el actual modelo de negocio de la banda ancha tras reconocer que las tarifas planas ilimitadas resultarán insostenibles ante el consumo exponencial de datos en Internet.
ecodiario.eleconomista.es 16 septiembre 10
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