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jueves, 3 de noviembre de 2011

Cuando el marketing se disfraza de branding




Hace seis décadas el marketing era el equivalente a lo que son hoy en día los social media. Era nuevo, era diferente e iba a revolucionar el mundo de los negocios. En los años 50, el marketing era un concepto global que servía para englobar todas las actividades exteriores de una empresa bajo un mismo paraguas.





La planificación del producto, las ventas e incluso la distribución estaban en manos del departamento de marketing. En la actualidad, el marketing sigue siendo la preocupación número uno de la mayor parte de empresas, pero desafortunadamente no atañe necesariamente a la “gente del marketing”. Son los grandes directivos de compañías los que están tomando el mando de muchas de las actividades que antaño eran terreno exclusivo del director de marketing y su equipo, explica Al Ries en Ad Age.





Uno ejemplo de gran directivo que hace la veces de director de marketing es Steve Jobs, el que fuera consejero delegado de Apple. Tras su fallecimiento, Steve Wozniak, cofundador de la empresa de la manzana, aseguró que el marketing era sin lugar a dudas la mayor fortaleza de Jobs.





Hemos entrado en una nueva edad dorada del marketing, pero se trata de una edad de oro protagonizada por personas ajenas al marketing. En realidad, el marketing se metamorfoseado hoy en día en branding.





Los actuales directores de marketing deberían llamarse en realidad directores de branding, porque al fin y al cabo el verdadero epicentro de su trabajo es la marca. Para un director de marketing, el branding está siempre en primer lugar, y las ventas y los beneficios vienen después. Primero hay que construir la marca y después hacerla rentable. Este es el nuevo lema acuñado por empresas exitosas como Amazon y Groupon.





En los últimos años, el marketing se ha desprendido de la complejidad de sus inicios para centrarse en la simplicidad y esa simplicidad pasa por disfrazarse de branding.

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